Pluxee Blog

En los últimos meses, Uruguay empezó a mostrar señales de recuperación en algunos indicadores económicos. Entre ellos, uno de los más observados por empresas y trabajadores: el salario real. Sin embargo, puertas adentro de muchas organizaciones, la sensación es otra. Equipos cansados, mayor sensibilidad frente al ingreso y una pregunta que se repite en pasillos y reuniones de liderazgo: si los números mejoran, ¿por qué el clima no acompaña?

Hablar de jefaturas ya no es hablar solo de cargos, jerarquías o estructuras formales. En un contexto de trabajo híbrido, equipos diversos y cambios constantes, el liderazgo se volvió una de las variables más decisivas —y menos visibles— del desempeño organizacional.

En un entorno laboral donde la transformación digital avanza, la competencia por talento se intensifica y las personas buscan mayor bienestar y flexibilidad, contar con metas claras ya no es un diferencial: es un requisito estratégico.

Cerrar el año no debería limitarse a organizar una fiesta corporativa. Cada diciembre se abre una oportunidad estratégica para reconectar al equipo de trabajo, reforzar la confianza y reconocer el esfuerzo colectivo en un contexto donde el compromiso laboral sigue mostrando señales de alerta a nivel global.

La conversación sobre la brecha salarial suele resurgir cada vez que aparece un nuevo informe, pero esta vez el tema volvió a la agenda con más fuerza. El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó recientemente un análisis que confirma algo que en Uruguay, no termina de resolverse: los hombres siguen percibiendo salarios más altos que las mujeres. En promedio, un 27% más.

Cada año, cuando se acerca diciembre, las empresas observan el mismo patrón: aumenta la renuncia voluntaria. No es casualidad. El último trimestre funciona como un momento de balance emocional, profesional y económico. Las personas evalúan si el trabajo que tienen coincide con la vida que desean llevar el próximo año.

Hay una pregunta que, a simple vista, puede incomodar: ¿alcanza el salario — incluso considerando las gratificaciones salariales — para motivar, atraer y retener talento en Uruguay? Durante décadas, la respuesta parecía obvia. El sueldo era “la” medida de la compensación.

En Pluxee Uruguay observamos una tendencia clara en la región: las organizaciones que fortalecen las competencias comunicativas de sus jefaturas logran equipos más alineados, motivados y productivos. Ninguna estrategia, beneficio o proyecto funciona realmente si las personas no comprenden el qué, el cómo y el por qué de lo que hacen.

Reconocer a los equipos por sus logros no es un gesto aislado: es una decisión que impacta directamente en el clima laboral, la retención y la productividad futura.

Uruguay atraviesa un fenómeno poco habitual: hay más empleo que personas disponibles para ocuparlo. El país vive uno de los momentos más activos del último tiempo.

Cuando un equipo no está alcanzando sus objetivos, la reacción más habitual suele ser aumentar la presión: más controles, más reportes, más reuniones.
Sin embargo, los estudios coinciden en algo clave: no se trata de falta de esfuerzo, sino de falta de motivación.

En tiempos donde cada peso cuenta, las empresas buscan maneras más inteligentes de reconocer a sus equipos durante las fiestas. En Uruguay, las gift cards corporativas, se consolidan como una alternativa eficiente, flexible y muy valorada por los colaboradores.

En Pluxee Uruguay creemos que un buen regalo es aquel que se adapta a las personas, no al revés. Por eso, cuando las empresas se aferran a formatos rígidos —como canastas prearmadas, productos genéricos o artículos con logo corporativo—, muchas veces logran el efecto contrario al buscado: un gesto que no emociona ni conecta.

En un mercado laboral que no deja de transformarse, los beneficios corporativos ya no son un “extra” en la vida laboral: son parte esencial de la propuesta de valor de cada empresa.

El nuevo informe de Great Place to Work Uruguay, titulado “Beneficios Corporativos en Uruguay 2025”, revela un cambio profundo en la forma en que las organizaciones locales están diseñando sus políticas de bienestar, flexibilidad y desarrollo.

Hay algo en el aire cada diciembre. Las luces, el calor, pero también una sensación colectiva de cierre. En las empresas, los mails se llenan de “antes de fin de año”, los equipos corren detrás de objetivos y las reuniones se multiplican.